Ahora que bajamos a tierra y aterrizamos en el aeropuerto de Carrasco, es hora de definir a quién le deseamos la consagración en el máximo evento futbolístico. No es una tarea fácil, puesto que hay muchos factores en juego: futbolísticos, sociológicos, políticos, etc. En esta guía, intentaré ayudarles a tomar esta tan difícil decisión.
1 – QUE NO HAYA NUEVO CAMPEÓN.
No queremos más gente en el club de países campeones del mundo. Cuántos más seamos, menos mérito tendrán aquellas gestas logradas por Uruguay en 1930 y en 1950. Sin embargo, esta no es la razón fundamental.
No queremos que haya un nuevo campeón porque sería otro rival a vencer en caso de que se repita un golpe de estado en nuestro país y la dictadura tenga que volver a inventar un torneo con todos los campeones del mundo, en complicidad con nuestros amigos de la FIFA.
En 1980, los consagrados éramos 6 y salimos campeones de pedo. Hoy ya somos 8. Aparte, si se suma un noveno, nos caga todo, porque ya no podemos organizarlo en 2 grupos de 4. Habría que hacer la gran Pro Evolution Soccer cuando metés a un cuadro de la máquina para rellenar. Horrible.
Con este criterio, ya quedan fuera de la lista cuatro selecciones: Colombia, Holanda, Costa Rica y Bélgica. No podemos hinchar por ninguna de ellas.
2 – QUE SIGAMOS SIENDO EL PAÍS CON MÁS TÍTULOS.
Esto, que parece una pavada, se transforma en un argumento fundamental para ganar una discusión futbolística contra cualquier ciudadano del mundo, de la misma forma que el “15 COPAS AMÉRICAS” es nuestra carta ganadora a nivel continental.
La única selección que puede igualarnos en ese sitial de privilegio es LARGENTINA. Por lo tanto, lo lamento por nuestros hermanos rioplatenses, no podemos hinchar por ellos.
Ahora quedan tres: Brasil, Alemania y Francia.
3 – QUE NO GANE LA COPA QUIEN MÁS COPAS TIENE.
Obedeciendo los lineamientos de nuestro prócer José Gervasio Artigas, quien siempre pregonó que “los más infelices sean los más privilegiados”, naturalmente tenemos que estar en contra de que gane la Copa del Mundo el país que más copas tiene: Brasil.
Los brasileros ya tienen 5 títulos mundiales. Ya está. Es demasiado. Aparte, con la tendencia a ganar copas américas que han tenido en las últimas ediciones, esta nueva Copa del Mundo comenzaría a poner en riesgo nuestro logro expuesto en el punto anterior.
Además, y esto no es un detalle menor, Paco Casal es brasilero.
Ahora quedan solamente dos selecciones: Alemania y Francia.
4 – HINCHEMOS POR EL MÁS PARECIDO A NOSOTROS: FRANCIA.
Siempre es mejor hinchar por alguien con quien podamos identificarnos. De esa forma será más sencillo camuflar nuestra nueva nacionalidad y olvidarnos que nuestra selección ya está eliminada. A continuación demostraremos por qué ese combinado al que debemos apoyar es Francia.
- Si Francia sale campeón, tendrá 2 títulos mundiales (igual que nosotros): 1 obtenido cuando fue local (como nosotros) y 1 obtenido en Brasil (ídem Uruguay).
- A la selección de Francia la llaman “LES BLEUS”(los azules), que es básicamente lo mismo que “LA CELESTE” pero con otra tonalidad y en plural.
- Dos por tres se quedan afuera del mundial (tienen 14 participaciones, frente a 12 de Uruguay). Incluso al igual que nosotros, a veces se ausentan por mundiales consecutivos. Por ejemplo, no clasificaron para Italia 90’ y USA 94’.
- Ellos también son los reyes del repechaje. Por esa vía han alcanzado los últimos dos mundiales (igual que nosotros).
- Cuando van al mundial, les cuesta pasar la serie. En 2002 y 2010 los franceses quedaron llegaron como favoritos y quedaron afuera en la fase de grupos. En 2002 compartimos esa frustración.
- Contra ellos siempre empatamos 0 a 0. ¿QUÉ MAYOR MUESTRA DE IGUALISMO QUIEREN? Somos tan iguales que ni siquiera nos hacemos goles.
Y hay más argumentos que respaldan mi tesis (por ejemplo: que la mascota de la selección francesa es un gallo y la nuestra intenta ser un pato) pero prefiero obviarlos porque creo que con los que he expuesto ya es suficiente.
ALLEZ LA FRANCE! se ha dicho.
Si somos campeones, todos a la antena de Canal 5! (que vendría a ser nuestra Torre Eiffel).
